Salpicando letras…

Llevo tiempo sin derramar mi tinta en este lienzo, en un sube y baja desvarío y enfoco la ventura se ha vuelto incierta, dentro de una cueva creí crecer, pero se hizo tan pequeña desde antes de verme nacer, descubro pinturas en el cielo como su rostro y me inundo como nubes negras, y una tormenta se lleva la cometa de la neurona desierta, busco y me introduzco entre la selva intentando encontrar a Wilson, remo y hace frío, y solo encuentro la neblina de mi rostro, lo cotidiano se hizo filoso, he encontrado más arte abstracto que pinturas de niño, intento seguir mi sendero, pero no encuentro el camino, las banderas izadas solo son banderas, porque perdieron su color, su esencia, su calavera negra, llego a tierra y me doy cuenta de que es solo cavernas de un paisaje sobrevalorado de penumbras que alumbran junto a los flashes, un roturador que acciona el axioma de un show que todos como títeres ven, inundado de placeres banales de un segundo como un precoz, la corriente pasa tanto por el mismo cable que lo termina quemando, bifurco las paredes convirtiéndolas en cenizas y me encuentro en el eco de lo que el mundo no requiere, pero necesita, disfuncional pero seguro como en la zona, aunque no reacciona, con una lanza me dirijo hacia el frente intentando no mirar a los caídos yendo como inerte descubro que la vigía siempre será mía, pero a veces la siento tan lejos, que se borra entre la senda, entre las vendas camino, corro, alucino, descubro tesoros llenos de mierda, pisoteados, infravalorados, valores que no les dieron valor, y ni con 100 años de perdón descubriremos que la barra era simplemente para añadir el remo, era el rastro de un cazador de sueños, mientras veía al viento pequeños sonidos de tiempo, sigo y persigo cosas que ni conozco, transciendo la voz que me guía, que parece mi alma perdía, que vuela libre aunque me ate con su hilo delgado y me tomé el chocolate congelado, describo paso a pedazo, me desdibujo y me construyó, entre paisajes me arrullo, pasajeros de un tren que nunca subieron, y no descubrieron el edén de sus pies, se avecina el sol y aún su luz sosiega, cuando estás acostumbrado a la oscuridad cualquier esquirla ciega, no dejo de remar por mi mente, consciente, presente, reluciente, miro el más allá estando allá, y vuelvo a mirar dentro mío como si fuera un pozo o calabozo, a metros y metros donde solo los arqueólogos descubren sus pasos, intento desenmarañar el rompecabezas y esperar que no se me explote, intento dejar fluir, y a veces remar contra corriente, dejo mis dedos fluir mientras toco su vientre, no sé si el cielo es la oscuridad y solo el agua refleja su luz, no sé si al tocar realmente toco, no sé si el futuro es incierto o está escrito por mí como un duende en papiro, no sé si la calle es ancha o solo son mis pasos pequeños, la cabeza se me hace inmensa y solo soy una partícula en este gigantesco universo, no sé si me relajo al dormir, o simplemente comienzo de nuevo en otro pasaje, si mi trabajo es a medio tiempo o eso me queda, hay tantos no sé, que solo puedo ser consiente de lo que soy, que me construyo y me reconstruyo, como si fuera una pieza de tierra que a medida que rueda toma devuelta su nieve mientras esparzo lo que fui como pétalos de flores en el matrimonio, o si simplemente soy un demonio queriendo ser un caballero con atuendo blanco, rima, prosa o una boca que solo se equivoca al tocar unos labios que no son los que le tocan… camino descalzo para poder ser empático con mi propia pisada, para no pisar a otros, para no usar suela, para no dejar marchita esta tierra…

Jhony Her Lop

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